Celebramos hoy los 46 años de nuestra Constitución con especial y extraordinario
compromiso en esta ocasión de protegerla ante los perversos ataques que recibe.
Antes de nada, queremos dedicar una oración y expresar nuestro profundo dolor y
hondo y permanente homenaje a la memoria de todos los fallecidos, desaparecidos y sus
familias por la tragedia que estamos viviendo en tantos municipios de Letur, Málaga y
muy especialmente por sus desastrosas consecuencias en nuestra Comunidad
Valenciana. Siempre recordaremos este aniversario de nuestra Constitución en el que
España entera está inmersa en esta profunda tristeza.
Nos acercamos a los cincuenta años de nuestra Constitución, donde los españoles
supimos hacer una transición ejemplar y donde todos nos dimos un abrazo de
reconciliación, de perdón y de paz, que asombró al mundo.
España se convirtió en el ejemplo admirado de quienes dejan atrás trágicos
acontecimientos para convertirse en una democracia moderna y ejemplar ocupando de
nuevo el sitio que nuestra nación merecía.
En 1978 nos dimos una Constitución que, por primera vez en nuestra historia, amparaba
a todos y no era propiedad de unos u otros y que fue ratificada por una mayoría
aplastante de españoles. Una Constitución que, por primera vez en nuestra historia, con
un espíritu de concordia sincera, acogía distintas posiciones ideológicas bajo las normas
y reglas de juego que fijaban un marco de actuación para construir una España moderna,
justa, próspera y ejemplar, con la vista permanentemente puesta en la superación de
antiguos conflictos y enfrentamientos con el ánimo de consolidar, día a día, un futuro
seguro para las siguientes generaciones.
Una Constitución de todos y para todos que ha sido durante 46 años la excepcional
garante de nuestra convivencia y piedra angular de las bases esenciales que han de
presidir una democracia moderna y europea, a la altura del ejemplo que España debe
permanentemente ofrecer a Europa y a otras naciones hispanoamericanas unidas a
nosotros por lazos históricos trascendentales e inmutables.
La Constitución de 1978 es un hito en nuestra historia moderna que ha costado enormes
sacrificios y renuncias, Por tanto, los españoles de bien hemos de rendir constante
agradecimiento y respeto a quienes supieron, antes que nosotros, dar ese paso de
generosidad suprema en aras al entendimiento y promesa de nunca más cometer los
errores tan graves de nuestro reciente pasado. Los españoles hemos de rendir
reconocimiento y admiración a los que supieron darnos la seguridad de poder transitar
en nuestra vida con un marco de convivencia cívica y democrática jamás alcanzado con
anterioridad.
Además, resulta necesario resaltar a las nuevas generaciones el sentido profundo de la
Constitución como punto de encuentro de todos los españoles en un marco de valores
compartidos. Es por esta responsabilidad común por la que nos unimos los españoles de
a pie, la sociedad civil de todos los rincones de España, para celebrar y proteger nuestra
Constitución, y es precisamente ahora cuando debemos hacerlo para salvarla de los
ataques que a diario sufre desde el Gobierno y sus socios, cuyo ideario proclamado y
practicado a diario busca la liquidación del legado de la Transición y la desaparición de
España como Nación.
Es ahora cuando los españoles de todas las edades, pensamientos, procedencias y
condiciones, hemos de proclamar unánimemente que no estamos dispuestos a que nadie
rompa nuestra convivencia y nuestra reconciliación ni a que nadie destruya un orden
legal que tanto esfuerzo costó a nuestros mayores, y que ha sido y es la base de nuestro
bienestar en paz y libertad.
Es ahora cuando los españoles hemos de exigir irrenunciablemente al Gobierno cumplir
en espíritu y letra los mandatos constitucionales y denunciar que ha roto la “Bona
Fides”, ese marco imprescindible para ejercer la lealtad constitucional a diario y, por
tanto, el cumplimiento en el fondo y en la forma de sus preceptos.
Pero es que, además, se han traspasado límites imposibles de aceptar, como la
aprobación de una ley de amnistía inconstitucional, así calificada por el presidente del
gobierno, para días después pactarla a cambio de siete votos con un prófugo de la
justicia, destruyendo la independencia judicial, la división de poderes y por tanto la
esencia irrenunciable de los fundamentos de la democracia.
Se ha traicionado asimismo el espíritu constitucional al colonizar descaradamente el
Gobierno instituciones esenciales como el Tribunal Constitucional, la Fiscalía General
del Estado, el Tribunal de Cuentas, la Abogacía del Estado, el CIS, el Banco de España,
R.T.V.E y el C.G.P.J.
Por ello, los españoles de a pie de cualquier color político hoy más que nunca hemos de
salir públicamente para celebrarla, para protegerla, para cumplirla y hacerla cumplir al
Gobierno o a cualquiera que la conculque en todo momento, en una circunstancia
histórica en la que nuestro espíritu cívico debe relucir más que nunca, por convicción
democrática, por ejercicio legítimo de nuestros derechos y obligaciones ciudadanas y
porque nuestras conciencias exigen dar ejemplo en todos los rincones de España con el
fin de defender nuestra nación y preservar un legado único de reconciliación, paz,
convivencia y unidad, de respeto a la vida, a la propiedad privada, al estado de derecho,
a la libertad y a la democracia, en el marco de lo que nuestra Ley de leyes nos marca y
garantiza.
¡Viva España!
Dia de la Constitución, 6 de diciembre de 2024
Un gran manifiesto.